Los juegos de mesa, una distracción muy popular

Escala a la orilla del Nilo

Tablero del juego de los 58 agujeros en forma de hipopótamo, 664-332 a. C.

Si fueras un egipcio o una egipcia de la Antigüedad, probablemente no sabrías tocar ningún instrumento musical, pero ¡sin duda alguna te encantarían los juegos de mesa! Y es que todo el mundo jugaba: los niños y los adultos, los miembros de la élite y el pueblo llano. Al igual que los demás objetos de uso habitual, los juguetes podían fabricarse de forma muy refinada y con materiales preciosos. Algunos tableros de juego tenían forma de animal, como este hipopótamo (del que no se conserva la cabeza), con sus fichas en forma de bastoncillos decorados con cabezas de chacal y perro. Por eso precisamente, este juego recibe el sobrenombre de “juego de los perros y los chacales”. Las reglas se parecen a las del juego de la oca, que existía ya en el antiguo Egipto. En cualquier caso, una cosa debe quedar bien clara: para los egipcios, los juegos de mesa eran algo más que un mero pasatiempo, pues el azar y la predicción estaban estrechamente ligados al mundo de los dioses.

Jugar contra un dios

En Tebas, en la tumba de Nefertari, la mujer del faraón Ramsés II, se ha encontrado una magnífica pintura mural que representa a la reina jugando una partida de senet contra un adversario invisible. El senet, que recuerda un poco al ajedrez, era el juego preferido de los nobles egipcios. Podemos imaginarnos a Nefertari enfrentándose al dios que se dispone a decidir su destino (forzosamente favorable, no hay que preocuparse) en el más allá...