El secreto de la vida eterna

Escala a la orilla del Nilo

Momia cubierta con cartonajes

Dentro del ataúd y del sarcófago, el cuerpo momificado mantenía la integridad física del difunto lo mejor posible durante su “viaje” al mundo de los muertos. Para ello, había que vaciarlo de vísceras, rellenarlo de sal de roca y recubrirlo de ungüentos, resinas y aceites que permitían secarlo. A continuación se envolvía con finas tiras de tejido de lino, ¡con hasta 35 capas! Algunas momias llevaban máscaras hechas de papiro o de lino cubierto de yeso, o incluso de plata o de oro en el caso de reyes o reinas.

Todo vuelve a empezar gracias a Osiris

La momificación no era únicamente un método de conservación del cuerpo, sino también el recuerdo de un mito, el del dios Osiris. Su hermano Seth, que lo envidiaba por no ocupar el trono, lo mató y lo metió en un cofre muy hermoso, una especie de precursor del sarcófago, que tiró al Nilo. La mujer de Osiris, Isis, consiguió resucitarlo el tiempo necesario para concebir un heredero, Horus. A continuación, con la ayuda de Anubis, momificó a su esposo en la que fue la primera operación de embalsamamiento, que serviría de modelo para las demás. Y por eso Osiris, convertido en el dios que reinaba en el mundo de los muertos, al tiempo que presidía el renacimiento de la vida, se representaba en forma de momia.