

Un impulso extraordinario
Obras maestras

Victoria de Samotracia
Desde lo alto de la escalera Daru nos contempla la Victoria de Samotracia, todo un icono atemporal del arte occidental. Fue descubierta en un santuario de la isla de Samotracia, donde los hechizos protegían de los peligros del mar. La ubicación original de la estatua, expuesta de forma espectacular, revela que se esculpió para ser vista de tres cuartos por el lado izquierdo. Desde esa perspectiva, se aprecian el movimiento de su ropa, que chasquea al viento, y los efectos de transparencia del “drapeado mojado”. Una diosa alada en un barco de guerra colocado en un santuario: no cabe duda, se trata de Niké, la mensajera que anuncia una victoria.
Una epopeya arqueológica
En el siglo 19, un diplomático francés descubrió los fragmentos de una estatua que identificó con la Victoria y los envió al Louvre. Reconstruida con dificultad, la obra se expuso, aunque sin alas, y dejó indiferente al público. Diez años después, quedó claro que los pedazos de mármol gris encontrados en torno a la estatua pertenecían a un barco. Así pues, se decidió llevar a cabo una campaña de restauración: la estatua recuperó la base monumental y las alas. ¡Ese fue el principio de su fama! En 2014, tras un año y medio de limpieza y restauración, la diosa y su barco salieron de nuevo a flote, por así decirlo, con un aspecto más luminoso.