

La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento
Los misterios del ala Richelieu

Código de Hammurabi, rey de Babilonia
1792-1750 a. C.
Al acercarnos a esta gran estela de basalto vemos miles de signos grabados en ella. Es uno de los testimonios más importantes de la historia política y social de Mesopotamia: se trata de uno de los textos jurídicos más antiguos que se conocen, muy anterior a las leyes bíblicas.
Hammurabi, rey de Babilonia, había mandado tallar varias estelas similares para distribuirlas por su reino. De este modo, todo el mundo podía leer (o hacerse leer) los aproximadamente 300 artículos jurídicos grabados en escritura cuneiforme y en lengua acadia.
Se trata, en realidad, de una lista de fallos que, a modo de ejemplo, establecían las sanciones aplicadas por una amplia variedad de delitos y crímenes en ámbitos tan diversos como la familia, la agricultura, el comercio o la administración.
El texto concluye con el deseo de que sus palabras se transmitan a lo largo de los siglos, y podemos decir que el deseo se ha cumplido.
La ley del talión
«Si un hombre […] le saca un ojo a un hombre libre, se le sacará un ojo. Si alguien le rompe un diente a un hombre libre, se le romperá un diente.» Es la misma ley del talión que volveremos a ver en la Biblia mucho más tarde: «Ojo por ojo, diente por diente».